Ciberdelincuencia en tiempos de rebajas
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La desconfianza, el mejor recurso para prevenir la ciberdelincuencia en tiempos de rebajas

La cara oculta de las rebajas se cuece en internet. La llegada del mes de enero no sólo trae consigo atractivos descuentos en productos de todo tipo, sino que además supone el escenario perfecto para que los hackers tiendan sus redes. El incremento de las compras online ha provocado la especialización de la piratería informática, que no descansa a la hora de diseñar modelos de estafa a través de esta vía.

Con el incremento de usuarios que recibe el comercio electrónico en estas fechas, la ciberdelincuencia aprovecha para intentar sacar tajada de manera fraudulenta, beneficiándose del despiste y desconocimiento de ciertos compradores e intensificando sus anzuelos digitales. De hecho, el riesgo de sufrir un ciberataque aumenta hasta un 50% en las rebajas de enero.

Ante este panorama, una de las mejores herramientas con las que cuenta el usuario para mantenerse a salvo es sin lugar a dudas la sospecha. El funcionamiento es tan sencillo como eficaz: se trata de extremar toda cautela en el momento de la compra y ante el atractivo de ofertas singularmente desproporcionadas.

Secure Sockets Layer

El primer paso que uno debe dar frente a una compra online es cerciorarse de que el portal web dispone de una pasarela de pago con protocolo de seguridad SSL (Secure Socket Layer). Este es el mecanismo que todo ecommerce debe incorporar para proteger la información sensible de los compradores. El protocolo SSL de 128 bits es una tecnología que se encarga de cifrar los datos bancarios para que nadie pueda tener acceso a ellos.

A día de hoy es uno de los recursos más avanzados que existen en materia de seguridad, y es por ello que su uso está muy extendido en entornos habituados a realizar transacciones de dinero, como pueden ser los casinos online fiables en españa y las entidades bancarias. Su funcionamiento se centra sobre todo en encriptar la información que el comprador introduce en la página web en el momento de efectuar el pago. Para ello, un algoritmo crea una clave de 128 bits que, a modo de escudo, protege los datos mientras estos se trasladan desde la web hasta el servidor. 

Gracias a este mecanismo, los hackers se topan con un obstáculo que les impide robar contraseñas y números de cuenta, lo que a su vez facilita que los usuarios puedan disfrutar sin miedo de los juegos de azar en internet, de realizar las operaciones cotidianas a través de la banca online o de llevar a cabo todo tipo de compras en el comercio electrónico. Antes de pagar, hay que asegurarse de que el protocolo SSL está presente.

Precaución con la bandeja de entrada

El mismo nivel de cautela conviene mantener cuando recibimos un correo electrónico que a priori pueda resultar extraño. Los piratas informáticos suelen hacerse pasar por grandes marcas para pasar desapercibidos y lanzar el gancho de las ofertas espectaculares a fin de que el remitente pique sin concesiones. El procedimiento es muy simple: introducen enlaces en el cuerpo del mensaje que redirigen a sitios en los que se solicitan datos personales de suma importancia. Si el usuario clica sobre ellos, corre el riesgo de ser víctima de un robo de información sensible y, en consecuencia, de una suplantación de identidad que en cuestión de horas puede dejar la cuenta del banco a cero.

Esta estafa es conocida popularmente como phishing y su uso está a la orden del día, por lo que resulta fundamental no abrir correos de remitentes desconocidos. Si esto ocurriese, hay que evitar a toda costa hacer clic sobre los enlaces que aparezcan en el texto del email recibido, así como comprobar que la url en cuestión comienza por “https” y no por “http”. Usar algún programa antimalware también sería recomendable. Pero sobre todo es necesario saber que ningún banco envía correos a sus clientes para solicitar datos a través de enlaces.

El mensaje de texto camuflado

Aprovechando que las empresas de mensajería y transporte suelen enviar mensajes de texto (SMS) a los clientes que están a expensas de recibir un paquete, bien sea para confirmar la entrega o para avisar de algún retraso, la ciberdelincuencia ha visto en eso una fuente perfecta de oportunidades. 

Los hackers, principalmente en fechas en las que aumentan las compras online, envían SMS de manera masiva y aleatoria haciéndose pasar por la compañía transportista de turno. Es ahí cuando indican al posible comprador que haga clic en un determinado enlace para registrar sus datos personales con la excusa de realizar alguna comunicación relacionada con el paquete que está por llegar. A veces tienen suerte y da la casualidad de que el destinatario se encuentra efectivamente a la espera de un pedido. Está claro que antes de pasar a la siguiente pantalla hay que revisar bien lo que se recibe.

El problema de las redes públicas

Llegados a este punto, cabe reseñar una de las torpezas que algunos usuarios cometen en el momento de comprar algo a través de internet: confiar en las redes públicas. Cuando el cliente realiza un pago conectado a una Wifi de estas características asume un riesgo importante. No en vano, existen ciberdelincuentes especializados en usar este tipo de conexiones para robar la información de quienes se conectan a ellas. Lo que hacen básicamente es aplicar herramientas que sirven para registrar todo el caudal de datos que circula dentro de una red de carácter público. Y es que aquí la información no circula encriptada, por lo que está expuesta en todo momento a la amenaza de cualquier ataque cibernético.

En definitiva, se trata de no dejarse llevar por el primer impulso, sopesar las condiciones en que se introducen los datos personales y actuar en consecuencia. Toda alerta es poca para evitar que una compra acabe siendo realmente cara.

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